20/7/22

HIDROBOLETÍN FENTAP 4014: PERÚ - Puno. Trabajadores de la EPS SedaJuliaca levantan voz de protesta contra corrupción del alcalde y funcionarios. Pronunciamiento del Sindicato Único de Trabajadores de la EPS SedaJuliaca

 Miércoles, 20 de julio de 2022 – Año XV – Edición 4014 – http://hidroboletinfentap.blogspot.pe

 

Trabajadores de la EPS Seda Juliaca levantan voz de protesta contra corrupción del alcalde y funcionarios

Pronunciamiento del Sindicato Único de Trabajadores de la EPS Seda Juliaca

El Sindicato Único de Trabajadores de SEDAJULIACA, nos unificamos al paro convocado por los dirigentes, por ello alzamos la protesta contra la pésima gestión por parte del actual alcalde como presidente de accionistas mayoritario de la empresa EPS SEDAJULIACA S.A.

Lamentablemente, los directores y funcionarios designados por el actual alcalde no han cumplido con expectativas de una gestión transparente.

El Proyecto de PMRI II no ha sido gestionado en forma transparente, es por ello el fracaso de la suscripción del contrato (Carta fianza falsa) de la Medida III del Proyecto, retrasos y paralización de obra en la Planta de Tratamiento de Agua Potable Ayabacas de la Medida I del PMRI II donde de acuerdo lo describen los diferentes medios de comunicación solo se tendría un avance físico de obra cercano al 10%, obras que ante los retrasos suscitados, ponen en alto riesgo la sostenibilidad de la empresa de agua, donde los responsables son los directores y el gerente general Ing. Manuel Zevallos Aroni.

Además, las inversiones IOARR (fichas OTASS) financiados por el OTASS en el año 2017, hasta la fecha no han sido ejecutados ni fueron liquidados respectivamente, fichas ejecutados (durante el año 2018) por la anterior gestión, presupuesto transferido que al día de hoy por una deficiente gestión de la actual gestión puede ser revertido a el OTASS.

El gerente actual como los directores han causado mucho daño a la empresa, como el incumplimiento de requerimientos de SUNASS, es por ello que la entidad tiene sanciones y multas por no cumplir con remitir información de designación del actual gerente y gerente de operaciones señor Guido Misme Medina, sanciones y multas por parte de SUNAFIL por incumplimiento de normativas laborales.

Los trabajadores en conjunto levantamos nuestra protesta contra los actos de corrupción y la pésima gestión del actual alcalde y sus funcionarios.

¡Abajo los actos de corrupción!

¡No más miedo a los actos de hostilidad de la actual gestión!

¡Cambio total del directorio!

¡Cambio total del gerente general y gerentes de línea!

¡No más SEDAJULIACA casa de empleos del alcalde!

¡Viva el paro convocado por los dirigentes!


HIDROREGIONES PERÚ

Realizan movilización en Morales exigiendo proyecto de saneamiento básico

Ayer por la mañana, moradores de la margen derecha del río Cumbaza del distrito de Morales, participaron en una movilización por las principales calles de esa jurisdicción, exigiendo proyecto de saneamiento básico, para que puedan tener agua y desagüe, ya que por más de 30 esperan poder contar con esos importantes servicios.

Los manifestantes culminaron su recorrido, en el frontis de la Municipalidad Distrital de Morales, donde hicieron un plantón, sin embargo, fueron recibidos por el alcalde Hugo Meléndez Rengifo, quien les pidió seguir luchando y presionando para conseguir ese importante proyecto, esperado por muchas familias acentuadas en la margen derecha del río Cumbaza.

Según los dirigentes vecinales, de acuerdo al perfil técnico la obra está valorizada en 57 millones de soles para abastecer a más de 12 mil personas aproximadamente quienes habitan en 25 asociaciones de viviendas y sectores.

Por su parte el dirigente Amancio Peláez Baca, indicó que por años vienen luchando para tener esa importante obra, cuyo proyecto inicial tiene 18 observaciones que necesitan ser levantadas, es por ello que necesitan el apoyo de las autoridades.

En los próximos días se conocerá si una comitiva de dirigentes viajará con el alcalde de Morales hacia Lima para ver de qué manera serán atendidos por el Ministerio de Vivienda y Saneamiento, ya que muchas familias están con la esperanza de contar con agua y desagüe lo más pronto posible. https://www.diariovoces.com.pe/


Recorren cuenca del río Santa para promover su conservación y sostenibilidad del agua potable

La Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass) recorrió las cabeceras de la cuenca del río Santa y la subcuenca Tablachaca, fuentes de donde se obtiene agua para el abastecimiento de la población usuaria de Nuevo Chimbote. El regulador da asistencia técnica a Sedachimbote en la elaboración del Diagnóstico Hídrico Rápido (DHR) que contribuirá a la sostenibilidad del servicio de saneamiento.

El DHR permite identificar y conocer el estado de conservación y/o degradación de los ecosistemas hídricos a fin de priorizar acciones de conservación, restauración y/o uso sostenible.

Este es un elemento primordial para implementar los mecanismos de retribución por servicios ecosistémicos (Merese), instrumentos que permiten garantizar la provisión de agua a las ciudades.

El DHR ayudará, además, a delimitar las subcuencas o microcuencas que aportan agua para el tratamiento y posterior distribución de Sedachimbote. Ello permitirá identificar y caracterizar los servicios ecosistémicos hídricos más importantes para la empresa de saneamiento.

En esa línea, el equipo recorrió la subcuenca del río Tablachaca, y en coordinación con actores sociales e instituciones, visitaron los puntos identificados en los mapas de cobertura vegetal e hidrogeología, así como los centros poblados y las comunidades campesinas. Los centros poblados visitados fueron Chuquicara, Pallasca, Pampas, Pelagatos, Huandoval y Cabana, así como las lagunas Pelagatos, Pusachocha, La Canasta y Cabracochita, en la provincia de Pallasca.

Luego recorrieron la cuenca del río Santa, donde visitaron las lagunas Conococha y Querococha, así como los centros poblados de Catác, Ticapampa, Tayacoto y Huallanca; y se visitó las zonas de investigación de ecosistemas de montaña del INAIGEM y la Central Hidroeléctrica Cañon del Pato. http://chimbotenlinea.com/


Defensores comunitarios de extractivismos mineros: una necesaria pausa para una reflexión rigurosa

La continua expansión de la minería, especialmente aquella de pequeña escala, sigue su marcha, y hace pocas semanas atrás ocurrió un hecho que no pasó desapercibido. Se realizó el Primer Congreso de Comunidades Indígenas Mineras del Perú, con delegados de cinco departamentos, acompañados por congresistas, autoridades estatales y algunos políticos1.

Estos fenómenos pueden ser analizados desde varias miradas, y entre ellas existen algunas que no pueden desatenderse. En primer lugar, se podrían señalar que estamos ante una contradicción. Por un lado, comunidades locales en esas regiones que denuncian los impactos negativos que padecen por la minería y que la resisten; y por el otro lado, grupos que en esas mismas localidades defienden e incluso demandan más minería. Los señalamientos de los problemas alrededor de los extractivismos mineros se han repetido en Apurímac, Puno, Cusco, Ayacucho y Huancavelica, y desde esos mismos departamentos concurrieron delegados a ese congreso de minería indígena.

No faltarán los actores y analistas que defienden los extractivismos que interpretarán que ese encuentro demuestra que las comunidades locales ansían ser mineras, y que finalmente habrían comprendido que esa actividad les aseguraría un beneficio económico. Podrían, además, insistir en que las oposiciones eran infundadas o exageraciones.

En segundo lugar, tampoco pasa desapercibido que los participantes en ese congreso se identifiquen a sí mismos como “indígenas”. Más allá de la exactitud en emplear esa etiqueta en ese caso y de qué se entiende por “indígena”, es evidente que esa denominación no es banal. A tono con las consideraciones anteriores, los conocidos defensores de los extractivismos podrían sostener que, por fin, se está ante grupos indígenas que en lugar de ser un “obstáculo” para el desarrollo, ahora se vuelven aliados. Algún otro podría agregar que esto demostraría que pensamientos como los de Hernando de Soto son acertados, bastando que los “indígenas” se convirtieran en empresarios, o que, por fin, dejaron de ser los “perros de los hortelanos” que trababan el progreso, como los describía Alan García años atrás.

Desde esas dos líneas de razonamiento, como desde otras afines, se podría concluir que los reclamos ante los extractivismos mineros en particular, y las alternativas a los extractivismos como estilos de desarrollo, no tendrían sentido. Se podría declarar, del mismo modo, que todo eso es un invento de grupos o personas ajenas a las comunidades.

Una evaluación que debe ser rigurosa

Ese tipo de tensiones deben ser analizadas con todo detenimiento. En su esencia expresan contradicciones entre actores ciudadanos que, por las razones que sean, defienden prácticas a las que están vinculados económicamente pero que tienen efectos negativos sobre ellos, especialmente en su salud y el ambiente. Esas oposiciones no son nuevas. Las más conocidas, y que se arrastran desde largo tiempo, ocurren en la contradicción entre vecinos que desean clausurar fábricas contaminantes, pero que son defendidas por sus obreros organizados en sindicatos. Es una oposición que tiene una larga historia, y es bien conocida en Perú por los enfrentamientos en La Oroya. Pero es tan persistente que acaba de ocurrir en Chile, donde el nuevo gobierno finalmente cerró una planta de la minera estatal Codelco por su contribución a los muy severos impactos en el ambiente y la salud que se viven en la localidad de Ventana. Esa medida inmediatamente disparó la protesta, movilización y huelga de los sindicatos, quienes hicieron oídos sordos a la abrumadora evidencia de los impactos en la salud y el ambiente2.

Tampoco es novedad que en comunidades locales que se identifican como indígenas o campesinas, distintos grupos de personas se organicen para dedicarse a la minería. En los últimos años se ha registrado esto en Bolivia, Colombia y Ecuador, e incluso ya había ocurrido en Perú. En ocasiones eso responde a distintas posturas en el seno de una comunidad, donde algunos persisten en denunciar y evitar la minería, y otros deciden lanzarse a ella. En otros casos es una decisión acordada como una medida de defensa; los comuneros prefieren hacer ellos mismos esa minería para evitar el ingreso de actores externos. Asoma como una causa importante en esa postura la necesidad de enfrentar el avance de la minería de oro aluvial.

Debe entenderse el contexto de pobreza e incluso indigencia bajo el cual ocurren estas situaciones. Son condiciones que se arrastran por años o por generaciones. Es así que, para algunas de esas personas y sus familias, casi no existen opciones posibles, y por ello la minería les resulta una oportunidad para un alivio que es sentido como urgente. Varios conocen los riesgos que enfrentan en cuanto a su salud, y por ello no son raras las disputas familiares. En entrevistas con comunidades de ese tipo he encontrado que los varones abrazan la minería por razones económicas pero las mujeres persisten en rechazarla preocupadas por la salud propia y de sus hijos. No celebran dedicarse a la minería porque abandonan tradiciones comunitarias o familiares de trabajo con la tierra, sino que lo hacen bajo condiciones dramáticas, sintiéndose atrapados y sin otras opciones.

Las comunidades que mantienen sus condiciones de vida pero que deciden reclamar títulos mineros o explotarlos directamente, lo hacen también como una medida de defensa. Lidian con la amenaza del ingreso de mineros ilegales, con sus séquitos propios o la complicidad policial o militar. A su violencia se suma la destrucción de los ríos y sus márgenes, la deforestación y contaminación de aguas. Entonces, esas comunidades razonan que si ellos llevan adelante la explotación minera pueden detenerlos, hacerlo a un ritmo más lento y escala menor, y lograr ingresos adicionales que de otros modos se los llevarían agentes externos. Aquí tampoco hay celebraciones, sino que presenciamos las consecuencias del fracaso del Estado para evitar la minería ilegal, las redes de corrupción que la amparan y la violencia que imponen.

Si se tiene en cuenta estas condiciones queda en claro que celebrar esa minería indígena como un triunfo del desarrollismo convencional respondería a modelos simplistas que no describen adecuadamente lo que está ocurriendo. Por el contrario, es una consecuencia del fracaso de ese tipo de desarrollo, de la persistencia de la pobreza y de la marginalidad, y de la incapacidad estatal para resolver esos problemas.

Pero la necesaria precaución ante el simplismo también debe operar en sentido inverso, en el seno de algunas organizaciones ciudadanas o analistas. Allí también se encontrarán a quienes describen una sociedad civil homogénea, con grupos campesinos o indígenas todos ellos encolumnados para resistir la minería, quienes unánimemente defenderían las mismas alternativas a los extractivismos. Sin embargo, esas también son lecturas irreales. En el seno de la sociedad se encontrarán múltiples posturas, y no puede disimularse que los extractivismos mantienen un fuerte arraigo popular, por supuesto que en las ciudades ya que allí no padecen directamente sus impactos, pero también en el medio rural.

Insistir en posiciones binarias, con un bando monolíticamente maléfico de un lado, y otro siempre acertado y homogéneo, es justamente el modo de pensar y comunicarse de muchos de los defensores de los extractivismos. Las organizaciones ciudadanas no pueden caer en eso si realmente desean promover alternativas, buscando la justicia social y ecológica. No es posible construir alternativas a los extractivismos desde el simplismo, el slogan o el maniqueísmo; ese tipo de posturas impide entender las creencias y expectativas que sostienen los extractivismos, y por lo tanto desembocan en propuestas de cambio escuálidas. Es necesario reconocer la heterogeneidad y diversidad de posiciones en nuestras sociedades, ajustando las propuestas de cambio a cada una de esas circunstancias.

Sopesando las novedades en los extractivismos mineros

Teniendo presentes esas precauciones, es posible compartir algunas reflexiones ante esta coyuntura. El ingreso de actores locales, en particular campesinos o indígenas, hacia la minería, no representa una solución a problemas estructurales vinculados a la calidad de vida y la pobreza. El alivio momentáneo que pueda significar para algunos tiene como contracara acentuar condiciones de marginación e impactos que seguirán agravando sus condiciones de vida.

El amplio abanico de impactos de esos extractivismos no desaparece si cambia quien los lleva adelante. Basta tener presente que el mercurio seguirá contaminando tanto si es aplicado en un emprendimiento indígena como por una compañía registrada en Lima. Dicho de otro modo, la propiedad de los agentes que realizan la extracción no predetermina sus impactos locales. Del mismo modo, que esa actividad esté en manos de grupos campesinos o indígenas tampoco es un blindaje suficiente contra la corrupción y la violencia. Esto es particularmente claro en la extracción de oro, ya que parte de ese mineral termina en redes ilegales (sea por traficar con mercurio como por encaminar el oro hacia el contrabando). Además, los actores que controlan esos entramados, y en especial los nodos de insumos y comercio, son cada vez más violentos. Estamos ante modos de apropiación que no pacifican los territorios.

Si se observa la situación en los países vecinos para discernir hacia dónde puede derivar la situación peruana, en primer lugar, debe examinarse lo ocurrido en Bolivia. Allí han proliferado las “cooperativas” mineras que, en una primera lectura desprevenida, podrían verse como muy positivas. El cooperativismo podría permitir esquivar la dependencia de empresas y corporaciones. En el caso de las bolivianas, estas a su vez se presentan a sí mismas con palabras tales como revolucionarias, anti-oligárquicas y anti-imperialistas3, por lo cual algunos agrupamientos políticos las defienden ya que con ello serían aliadas en una lucha contra el imperialismo de los recursos naturales. Incluso, podrían concebirse eso como un extractivismo popular, análogo a una estatización de la minería.

Pero la realidad es muy distinta. Esas cooperativas bolivianas se han alejado de los modos solidarios y se organizan como empresas convencionales, con sus asalariados, y múltiples denuncias de incumplir normas de seguridad, salud y cobertura social. Se las ha señalado como las mayores responsables de contaminación en varias regiones. A medida que aumentó su número, se incrementó su influencia político partidaria, contando con sus propios legisladores y decidiendo los nombres de autoridades ministeriales. La violencia aparece en enfrentamientos entre cooperativas, o de éstas con empresas mineras o campesinos, aunque también se han rebelado contra el gobierno (en 2016, en un recordado incidente con mineros cooperativas movilizados contra la reforma de las normas mineras, secuestraron y asesinaron al viceministro del interior del gobierno de Evo Morales4).

La experiencia boliviana muestra que, con el paso del tiempo, lo que comenzó como una minería de base tradicional y local que apeló a un régimen de cooperativismo, dejó de ser un espacio de solidaridad y apaciguamiento, para repetir los extractivismos depredadores que desencadenan todo tipo de impactos sociales y ambientales, y alimentar la violencia. La lección aquí es que los extractivismos siempre imponen efectos sociales y ambientales, los que son inevitables e inmanejables. Esto es justamente lo opuesto a lo que sostienen sus defensores. Como esos impactos son resistidos por las comunidades locales, el único modo en que pueden seguir expandiéndose es recurriendo a distintos tipos de violencia.

Perú se encuentra ante presiones intensas en este campo, de un lado la pobreza y marginación local que hace que muchos busquen una alternativa en ese tipo de minería, y del otro lado, la penetración de actores que activamente la promueven o imponen. Las comunidades locales están por momentos atrapadas entre esas dos condiciones. A pesar de ello, el país puede observar lo que ha sucedido en las naciones vecinas para no repetir sus errores. Pero, en cualquier caso, se requiere una mirada atenta y rigurosa para no caer en simplismos. https://cooperaccion.org.pe/


“Defender el Agua es Defender la Vida”

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