Jueves, 21 de setiembre de 2023 – Año XVII – Edición 4305 – http://hidroboletinfentap.blogspot.pe
Arequipa: minera Cerro Verde solo
quiere pagar $ 1.61 por m3 de agua para sus operaciones
Compañía
capta los desagües de la ciudad y se los lleva para procesar el cobre. Sedapar
es dueña del recurso residual y demanda el doble de lo planteado por minera
Sedapar y la compañía minera Cerro Verde se verán obligados
a entablar un diálogo a partir de octubre para negociar un nuevo acuerdo sobre
el uso del agua residual proveniente de los desagües de Arequipa. Estas aguas
residuales solían ser vertidas sin previo tratamiento al río Chili durante
décadas. Cerro Verde captura estas aguas, las procesa en la planta La Enlozada
y las utiliza en sus operaciones para procesar minerales. La minera recibía un
metro cúbico de forma gratuita a cambio de operar la Planta de Tratamiento de
Aguas Residuales (PTAR) La Enlozada.
En la Junta de Accionistas de Sedapar que tuvo lugar el
pasado lunes, con la participación de tres de los ocho alcaldes provinciales,
se aprobó la propuesta de Sedapar para fijar el precio del agua tratada de La
Enlozada en 3.63 dólares por metro cúbico (m3). La otra alternativa es que la
compañía minera invierta 3.112 millones de dólares. La contrapropuesta de Cerro
Verde es pagar $1.61 dólares por m3.
En la Junta de Accionistas de Sedapar que tuvo lugar el
pasado lunes, con la participación de tres de los ocho alcaldes provinciales,
se aprobó la propuesta de Sedapar para fijar el precio del agua tratada de La
Enlozada en 3.63 dólares por metro cúbico (m3). La otra alternativa es que la
compañía minera invierta 3.112 millones de dólares. La contrapropuesta de Cerro
Verde es pagar $1.61 dólares por m3.
La base para establecer este monto se encuentra en el
acuerdo firmado en 2015 cuando Cerro Verde finalizó la construcción y puso en
funcionamiento la PTAR La Enlozada. El acuerdo, denominado convenio marco,
estableció que la minera sería responsable de operar y mantener la planta hasta
que se promulgara un nuevo marco legal que permitiera la comercialización del
agua residual tratada o que ambas partes acordaran el monto a pagar.
Este nuevo marco legal fue aprobado en 2017 mediante el
decreto supremo 019-2017 del Ministerio de Vivienda. A partir de ese momento,
Sedapar comenzó la evaluación del precio que debía cobrar a la minera. Para
determinar esta tarifa, se llevaron a cabo tres consultorías técnicas. La
primera de ellas estableció una tarifa de 9.15 dólares por m3, mientras que
Cerro Verde presentó su contrapropuesta elaborada por Apoyo Consultoría.
Un tercer estudio realizado por el ingeniero Pedro Sandoval
Salazar, que abordó la propuesta de desalinización del agua de mar, estableció
un costo de tratamiento y bombeo del agua desalinizada de $3.63 por m3. Este
monto se aplicó al caso de La Enlozada, considerando que, de no existir la
PTAR, la minera tendría que traer agua desde la costa arequipeña, lo que hace
que la planta de tratamiento sea la opción óptima para el abastecimiento de
agua de la compañía extractiva.
Según las proyecciones de ingresos por la comercialización
de agua realizadas por Sedapar desde 2017 hasta 2043, los ingresos ascenderían
a 4.103 millones de dólares. Sin embargo, Sedapar debe considerar las
inversiones previas realizadas por la compañía minera, lo que reduciría el
ingreso neto a 3.112 millones de dólares. La propuesta de Sedapar es que, como
contraprestación de servicios, Cerro Verde realice obras correspondientes a la
cartera de proyectos de Sedapar por ese monto.
500 litros se vierten de la PTAR al
Chili y no se usan
El director de la Autoridad Administrativa del Agua Caplina
Ocoña, Ronald Fernández Bravo, hizo una detallada exposición durante la junta
respecto a la demanda de agua de Arequipa y al déficit hídrico.
En medio de ello, sostuvo que producto del tratamiento en
La Enlozada, hay un promedio de 500 litros por segundo que se están soltando al
río Chili y no se están usando. Su planteamiento es que el líquido se les
otorgue a los agricultores o que, en su defecto, sea derivada a la provincia de
Islay.
Por su parte, el gerente de Sedapar, señaló que verán la
normativa. También refirió que entre las obras más urgentes está la
construcción de 4 represas para asegurar la dotación de agua. https://larepublica.pe/
Castilla: vecinos piden intervención ante colapso constante de
desagües en Country Miraflores
Desde hace más de 15 días los habitantes de la urbanización
Miraflores Country Club, en el distrito de Castilla, piden a las autoridades la
inmediata intervención por el colapso en el sistema de alcantarillado, pues,
hasta la fecha, no obtienen solución de la EPS Grau, esta situación ha
perjudicado la calidad de vida de la población.
El presidente de la Juveco de Miraflores Country, Pedro
Córdova, informó que alrededor de mil 500 familias han resultado afectadas
directamente por las aguas servidas. Además, agregó que la población lleva 10
días que no cuenta con el servicio de agua, para ello deben de comprar el agua
interdiario. Sin embargo, los recibos de agua llegan elevados.
“Llevamos más de quince días con el colapso de desagüe,
diez días sin agua potable, casi interdiario se está comprando 40 soles el
tanque del líquido vital a la cisterna y sin embargo los recibos llegan
elevados, hay fuertes olores producto del desagüe, y las aguas servidas se
están yendo al dren 1308, esta situación ha hecho que aumente lo zancudos, no
se sabe que hacer se ha acudido a las instancias sin alguna respuesta”, refiere
el presidente de la Juveco.
El dirigente lamentó, que pese a los constantes llamados a
las autoridades, estos hacen oídos sordos, ya que esta situación afecta
directamente a los niños y adultos mayores que viven en la zona.
“Ya se ha presentado un memorial a la EPS Grau, Defensoría
del Pueblo, Municipalidad de Piura y Gobierno Regional de Piura, pero no hay
ninguna autoridad que se preocupe, les llega altamente lo que está pasando en
la zona, este es un foco infecciones para los niños ya que están propensos a
enfermarse”, manifestó Córdova.
Córdova Santos agregó que, debido al lodazal generado por
el colapso, los motociclistas corren el riesgo de sufrir accidentes, para ello,
exigió a la EPS Grau y la Municipalidad de Castilla una inmediata solución a
este problema. https://www.cutivalu.pe/
El agua en el centro de la
preocupación
En los últimos meses varias
voces han comenzado a alertar sobre un nuevo momento crítico por la ausencia de
lluvias en diferentes zonas del país. En realidad, como lo ha señalado el
Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (SENAMHI), la falta de
lluvias, sobre todo en las partes altas de las cuencas, viene ocurriendo, en este
último período, desde el año 2022.
Próximos a entrar al período de
lluvias 2023/2024 y con la confirmación de un Fenómeno de El Niño en curso, la
posibilidad de que se viva un nuevo año con menores precipitaciones en las
partes altas de nuestras cuencas -que no permita abastecer la demanda de la
población, la de actividades productivas como la agricultura y otras más o,
cubrir los niveles óptimos de almacenamiento-, es cada vez mayor: “En un
contexto en el que el Pacífico Central está caliente, las lluvias en la cuenca
alta tienden a ser inferiores”, ha señalado Grinia Avalos, especialista del
SENAMHI[1][2].
Las alertas llegan desde varias
zonas del país. Más de 130 distritos de 9 departamentos fueron declarados en
emergencia por peligro de déficit hídrico y ante la notoria ausencia de
capacidades para enfrentar esta crisis. En Cusco, a mediados del pasado mes de
julio, se anunciaba que la laguna de Piuray, ubicada en la Cordillera Vilcanota
y que aporta el 42% del agua que consume la ciudad, había disminuido su
capacidad de almacenamiento considerablemente, amenazando con dejar sin agua a
la población. Algo similar ocurría en ciudades de la sierra central, como
Huancayo. En el departamento de Puno, la superficie del lago Titicaca, ha
retrocedido por debajo del punto en el que se considera advertencia de sequía,
algo que no se veía desde 1998. En Arequipa, a mediados de 2023, las represas
del sistema Chuli, tenían un almacenamiento de agua equivalente al 58% de su
capacidad y algo similar ocurría con las represas del norte.
En este escenario, Lima no es la
excepción. A mediados de 2023, el volumen de almacenamiento para el
abastecimiento de agua era el más bajo de los últimos cinco años: según la
SUNASS, el sistema de lagunas que regula el caudal del río Rímac tenía una acumulación
de 190.17 millones de metros cúbicos, cuando el promedio es de 220 millones de
metros cúbicos. Lagunas como las de Huascacocha y Marcapomacocha, que forman
parte de todo el sistema que abastece de agua a Lima y Callao, presentaban una
disminución del 30% de su volumen por falta de lluvias. Dos años seguidos de
ausencia de lluvias en la parte alta de la cuenca del Rímac pondrían en riesgo
el suministro de agua para la próxima época de estiaje.
Pero más allá de un período
puntual de sequía, los pronósticos para el mediano y largo plazo no son nada
favorables: las cuencas hidrográficas de la región del Pacífico seguirán
mostrando una situación de mayor déficit hídrico y, como señala el Banco Mundial[3],
al 2030, los impactos en los ciclos de lluvias en la región se verán
exacerbados por el cambio climático: “Se espera que aumenten los choques
hídricos relacionados con lluvias extremas y sequías dado el continuo deterioro
de las cuencas hidrográficas, el aumento de la variabilidad de las
precipitaciones y la aceleración de la retracción de los glaciares en los
Andes”.
Frente a esta situación, no
solamente se debería mejorar sustantivamente la capacidad de almacenamiento de
agua en el Perú, que es uno de las más bajas de América Latina [4], sino que se
debería proteger con mayor rigor las zonas productoras de agua, entre otras
iniciativas. Por ejemplo, es fundamental proteger los ecosistemas hídricos que,
más allá del conjunto de lagunas e infraestructura física existente, son
espacios en donde se asocian manantiales, aguas de deshielo, quebradas, bordes
de lagunas, pastos, bosques nativos y los humedales altoandinos o bofedales,
que tienen una alta capacidad de retención de agua para los períodos secos.
El agua es un derecho
constitucional. La Ley de Recursos Hídricos, en su artículo 75, señala que: “El
Estado reconoce como zonas ambientalmente vulnerables las cabeceras de cuenca
donde se originan los cursos de agua de una red hidrográfica”. Ese reconocimiento
debe traducirse en acciones concretas de parte de nuestras autoridades: se
necesita definir una política de ordenamiento territorial en el país y, sobre
todo, de protección efectiva de las cabeceras de cuenca, en el marco de una
nueva gobernanza integrada de los recursos hídricos que armonice intervenciones
y estrategias entre las instituciones encargadas en los diferentes estamentos
del Estado peruano. La actual gobernanza del agua, centralizada y que es
gestionada de manera desordena e ineficaz, debe ser modificada de manera
sustantiva: como señala la OCDE, la limitada capacidad institucional, la falta
de compromiso para coordinar y cumplir con acuerdos establecidos, la escaza
presencia en los territorios, entre varios otros factores, continúan socavando
la implementación y la eficacia de las políticas en el sector del agua en el
Perú.
En varias zonas del país se
debería trabajar cuanto antes para enfrentar los enormes retos para garantizar
el abastecimiento futuro de agua y de esa manera lograr la ansiada seguridad
hídrica, lo que en buen romance significa contar con la disponibilidad de una
cantidad y calidad de agua para cubrir adecuadamente la salud, los medios de
subsistencia, los ecosistemas y la producción, junto con un nivel aceptable de
riesgos relacionados con el agua para las personas, el ambiente y las
economías. https://cooperaccion.org.pe/
Ríos en riesgo: minería provoca
cambios profundos en afluentes de todo el mundo
Durante 37 años (1984-2021), un
grupo de investigadores realizó lo que hoy representa el estudio más exhaustivo
sobre las afectaciones de la minería en los ríos. A lo largo de casi cuatro
décadas, los científicos monitorearon todos los cuerpos de agua dulce con un
ancho mayor a 50 metros. Además, analizaron más de siete millones de imágenes
satelitales. Gracias a ello, lograron identificar 396 puntos con actividad
minera en 49 países.
El estudio también encontró que
más del 80 % de los sitios en donde hay actividad minera se encuentran en las
regiones tropicales de Sudamérica, Asia, África y Oceanía.
El 90 % de esas actividades
mineras corresponden a extracción de oro y están afectando 173 grandes ríos, de
los cuales el 80 % duplicó su carga de sedimentos al compararlos con los años
anteriores a la minería.
Otro de los hallazgos de la
investigación es que, en 30 países donde la minería afecta ríos, la carga de
sedimentos se elevó al menos en el 23 % del recorrido total de estos cuerpos de
agua, lo que se traduce en una afectación de aproximadamente 35 000 kilómetros
de ríos.
“Habiendo trabajado mucho tiempo
en sitios con problemas graves como Madre de Dios [en la Amazonía peruana], nos
preguntábamos si estas situaciones con la minería eran problemas locales o
hacían parte de un problema global”, explica Luis Fernández, ecólogo tropical,
director ejecutivo del Centro de Innovación Científica Amazónica (CINCIA) y
coautor del artículo científico publicado en agosto pasado en la revista
Nature.
Fernández resalta que el estudio
permitió identificar que en la mayoría de los países hay un aumento de
sedimentación en los ríos. “Cuando tienes algo muy parecido en varios países,
que tienen miles y miles de kilómetros de distancia, incluso ubicados en
diferentes continentes, eso te indica que hay un factor global que controla la
dinámica”.
El aumento de los sedimentos
trae graves consecuencias
En los 396 puntos mineros
identificados en el estudio, las imágenes revelaron deforestación a lo largo de
los ríos y una excavación extensa de los lechos, orillas y zonas ribereñas que
provocan un aumento de la erosión, con consecuencias para la calidad del agua
de los ríos y el transporte de sedimentos.
“El transporte de sedimentos es
un proceso natural en los ríos que es fundamental para mantener la forma física
y el hábitat del río. Sin embargo, una alta sedimentación hace que los ríos
parezcan fangosos, disminuye la claridad del agua y puede provocar una
sedimentación perjudicial aguas abajo. Los sedimentos en suspensión en exceso
también pueden quedar atrapados en los embalses de las presas, lo que reduce la
capacidad de almacenamiento y, por lo tanto, limita las funciones de control de
inundaciones y suministro de agua, además de degradar potencialmente la
producción de energía hidroeléctrica”, indica el documento.
El aumento en la sedimentación
de un río puede llevar incluso a que cambie su forma y su curso. Fernández
menciona que no sólo se trata de cambios físicos, sino biológicos, pues se
alteran los hábitats de diversos animales. “Hay cambios en el plancton, que es
la base de toda la cadena alimenticia. Por supuesto, esto tiene efectos en los
mamíferos, reptiles y aves que se alimentan de peces”.
El estudio también destaca que
la alta sedimentación causada por la minería está asociada con un aumento en
las enfermedades y mortalidad en la vida acuática que no está adaptada a esas
condiciones. Por ejemplo, las consecuencias negativas para los peces,
particularmente larvas y peces juveniles, incluyeron branquias obstruidas,
visibilidad reducida y degradación del hábitat. Los investigadores hallaron que
la extracción de minerales en los ríos puede impulsar, durante años, aumentos
de los sedimentos suspendidos en el agua que provocan efectos graves y hasta
letales en cuestión de días o semanas, los cuales pueden afectar no sólo a
especies de peces de aguas claras sino a peces adaptados a altas
concentraciones de sedimentos.
Otro de los resultados que más
llama la atención en la investigación es que el aumento de sedimentos generado
por la minería puede facilitar el transporte del mercurio, metal tóxico que
contamina el agua y puede afectar a los humanos, pues es consumido por peces e
invertebrados que sirven de alimento a muchas comunidades.
Fernández destaca que lo que
ocurre con los sedimentos y el mercurio es un efecto multiplicativo pues “donde
tienes mercurio conectado con los sedimentos vas a tener peores problemas”.
Además, recuerda que hay diversos estudios que muestran cómo una alta carga de
sedimentos ayuda a que el mercurio pueda transportarse, incluso, cientos de
kilómetros aguas abajo. “Más sedimentación, más mercurio disponible y más
transporte de ese mercurio aguas abajo”.
De hecho, la investigación
destaca que, en promedio, los sedimentos suspendidos en el agua del río
permanecen elevados durante 162 kilómetros, pero que esta distancia promedio es
probablemente una cifra conservadora porque muchos de los tramos fluviales mapeados
terminan en el océano. “En varios tramos, los efectos de la minería son
detectables a más de 500 kilómetros aguas abajo de las operaciones mineras
activas”, se lee en el artículo.
Miles Silman, profesor e
investigador del departamento de Biología de la Universidad Wake Forest en
Estados Unidos y otro de los coautores del artículo científico, comenta que
“todo el mundo piensa en mercurio, pero también hay otros metales pesados que son
liberados por la actividad minera y no sabemos nada de esto, ni de sus líneas
bases ni de todos sus efectos”.
No se conocen en detalle los
verdaderos problemas ambientales
Colombia figura en el cuarto
lugar de los países con más zonas mineras (24), en ríos de más de 50 metros de
ancho, y detectadas a través de imágenes satelitales. En los primeros tres
lugares están Indonesia (51), Myanmar (36) y República Democrática del Congo
(29).
Luis Fernández destaca que
Colombia es uno de los países con un boom de la minería de oro, que ha seguido
los patrones de otras naciones como Perú y Brasil, donde el aumento de la
extracción aurífera, al ver de manera integral los 37 años de análisis, está
muy relacionado y controlado por las variaciones que se dan en los mercados
internacionales de los commodities (materias primas y bienes básicos).
El investigador también dice que
hay que prestarle atención a la minería de materiales de construcción como la
arena, pues a pesar de tener un menor valor que los metales preciosos, se
necesitan en grandes cantidades, sobre todo en países en desarrollo donde se
están dando grandes procesos de urbanización “y muchas veces los ríos pagan el
precio”, asegura.
Este es el primer gran estudio
que analiza los cambios en los ríos a través de un largo periodo de tiempo. Los
investigadores consideran que es un gran esfuerzo y que aporta nueva
información para los ecosistemas acuáticos de agua dulce, los cuales, dicen, se
encuentran en mayor riesgo que muchos ecosistemas terrestres, pero están menos
estudiados.
“El monitoreo ambiental se ve
obstaculizado por el vasto alcance global de la extracción de minerales
fluviales, la falta de datos de referencia históricos y las dificultades para
acceder a las regiones afectadas. Por lo tanto, el alcance global, la intensidad
y la cronología de los impactos ambientales asociados a la minería en los ríos
globales siguen siendo en gran medida desconocidos”, destaca el informe.
Una de las tareas pendientes es
hacer un análisis como este para los ríos y quebradas más pequeños que, como
indica Luis Fernández, son más numerosos que los grandes. El investigador
comenta que no pudieron hacer ese análisis pues, hasta el momento, los
satélites no tienen la suficiente resolución para tener imágenes de confianza a
esas escalas. Sin embargo, cree que la tecnología está evolucionando
vertiginosamente y dentro de unos años se podrán tener esos datos.
Es por eso que en el estudio
sólo pudieron hacer proyecciones que sugieren que la minería podría alterar
aproximadamente 24 000 kilómetros de ríos pequeños. “Aunque la pequeña anchura
de estos ríos impidió evaluaciones sistemáticas de la calidad del agua
utilizando archivos [de satélite] Landsat, el trabajo de campo, la
interpretación de fotografías de alta resolución, publicaciones en redes
sociales e informes de noticias sugieren que estos pequeños arroyos también se
han degradado y alterado, posiblemente más que los grandes”, señala el estudio.
Los investigadores consideran
que el rápido aumento de la extracción de minerales fluviales en las últimas
dos décadas se ha producido durante un período de mayor inseguridad mundial y
alta demanda de minerales preciosos. En el estudio mostraron cómo a pesar de
algunos esfuerzos para regular y formalizar la extracción de minerales, las
consecuencias ambientales se pueden ver en casi todos los ríos alrededor del
planeta.
Más allá de los impactos
ecológicos, Silman también cree que es urgente trabajar en el control de otros
problemas y delitos como el uso del mercurio, la desestabilización de los
gobiernos y crímenes transnacionales como la trata de personas, “cosas que están
vinculadas con la minería y que están pasando en zonas como Madre de Dios en
Perú, pero también en Colombia, en Ecuador y en Venezuela. Casi que en
cualquier país en los trópicos que tenga la geología para la minería de oro y
otros metales, se tendrán estos mismos problemas”. https://es.mongabay.com/