Martes, 31 de marzo de 2020 – Año XIV – Edición 3443 – http://hidroboletinfentap.blogspot.pe
HIDROBOLETÍN FENTAP
La FENTAP informa:
·
LATINOAMÉRICA
- La región con sed. "No alcanza el agua": La crisis de Latinoamérica
de la que nadie habla. Sí, Latinoamérica concentra 31% del agua dulce del
mundo... y, a la vez, lidia con 34 millones de habitantes en crisis por la
ausencia del vital líquido. Hoy, el compromiso es claro: en 2030, debe
garantizarse el acceso sin importar género, clase social o ubicación y
enfrentar la reducción de la disponibilidad del recurso. ¿el futuro nos
alcanzará?
·
PERÚ
- Puno: Dirigentes solicitarán la condonación de pago del servicio de agua
potable
·
PERÚ
- Internacional de Servicios Públicos pide al gobierno peruano, diálogo social
con trabajadores y se pronuncia sobre detención arbitraria de los dirigentes
gremiales de los trabajadores de la salud
·
CHILE
- Greenpeace denuncia que 350.000 chilenos no tienen agua para lavarse manos
_____________________________________________________________
La región con sed
"No alcanza el agua": La
crisis de Latinoamérica de la que nadie habla
Sí,
Latinoamérica concentra 31% del agua dulce del mundo... y, a la vez, lidia con
34 millones de habitantes en crisis por la ausencia del vital líquido. Hoy, el
compromiso es claro: en 2030, debe garantizarse el acceso sin importar género,
clase social o ubicación y enfrentar la reducción de la disponibilidad del
recurso. ¿el futuro nos alcanzará?
“No alcanza el agua” es una frase que se reproduce, día
tras día, en cada rincón de América Latina, sobre una crisis que parece
invisible para la mayoría de las personas.
São Paulo, 2015: la policía escolta pipas para evitar
violencia. Debido a la sequía, miles de casas sobreviven sin agua hasta 12
horas. Los ricos pagan estos camiones, el resto se conforma con agua de mala
calidad. Las protestas suman 15 mil manifestantes. El día cero —así se nombra a
la medida de emergencia en la que autoridades cortan el agua, las tuberías
quedan secas y el líquido comienza a racionarse— estuvo cerca.
Ciudad de México, 2018: un megacorte deja con agua
racionada a toda la urbe; ocho millones de habitantes se ven afectados. Ese
año, además, se registran secuestros a distribuidores del recurso en dos
municipios de la periferia (Iztapalapa y Tláhuac).
Bolivia, 2000: la privatización del agua desata protestas
en la ciudad de Cochabamba; al conflicto se le denomina “La guerra del agua”.
En 2016, surgen nuevos reclamos, ahora en La Paz, que exigen, “¡Queremos agua,
no palacios!”.
Perú, 2011 a 2015: en diferentes ciudades surgen protestas
contra las mineras y su responsabilidad por contaminar el líquido; en total, se
registran 51 manifestantes muertos.
La crisis por el agua ya recorre a América Latina. Los
expertos coinciden: nombrarla crisis es necesario y detenerla es urgente. Para
lograrlo, en 2015, todos los países de la región firmaron una serie de ocho
compromisos con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para garantizar el
derecho al servicio y al saneamiento. Éstos forman parte de los Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS). La meta general se lee: “De aquí a 2030,
garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento
para todos”. ¿Es un compromiso viable? Debería serlo, pero los expertos no
están convencidos de que será posible alcanzarlo en el plazo marcado.
En la región, el agua no (siempre) es un derecho
América Latina y el Caribe flotan. El líquido abunda. Para
entenderlo mejor: la región concentra 31% del agua dulce global y se estima que
sus habitantes suman apenas el 8% de la población mundial. Con estos datos, es
posible pensar que no sólo la hay para el presente; también para el futuro. La
realidad es otra: según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), 34
millones de latinoamericanos —esta cifra es más alta que la población de urbes
como São Paulo (21.6 millones) y Ciudad de México (21.5 millones)— viven sin
acceso al vital líquido. Al hablar de falta de acceso a saneamiento, la
situación es aún más precaria: la cifra se eleva a 106 millones de personas
(esto equivale a cinco veces la población total de CDMX).
“¿Es preciso hablar de una crisis?”, le preguntamos a Hugo
Contreras, director de Seguridad Hídrica de la Alianza Latinoamericana de
Fondos de Agua, un programa que busca alcanzar la seguridad hídrica mediante el
conocimiento científico y soluciones basadas en la naturaleza. “Sí, ya está
sucediendo”, confirma. “En São Paulo, el día cero estuvo bastante cerca. En
Bolivia y México, ha habido grandes sequías. El problema es reiterativo. […]
Además, nos está costando mucho. En cuestión de dinero, los costos por desastres
naturales ligados al agua en América Latina son significativos y han ido
creciendo; también hay daños en cosechas perdidas. Otras consecuencias son:
acostumbrarnos a vivir en localidades con poca agua o sin ella, enfermedades
gastrointestinales, falta de servicios adecuados, degradación de los
ecosistemas por las residuales... Sí, estamos viviendo una crisis”.
Ésta, sin embargo, no es igual para todas las personas. La
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) realizó una
radiografía regional en 2015, que ilustra un panorama optimista: 27 países han
cumplido el objetivo de acceso al agua, 11 más, no. República Dominicana,
Ecuador, Nicaragua y Perú, por ejemplo, tienen entre 80% y 90% de cobertura. El
foco rojo es Haití, donde sólo 58% de la población tiene acceso. En contraste,
el panorama de saneamiento es pesimista: únicamente 17 países han alcanzado el
objetivo. Existen desafíos importantes en El Salvador, Guatemala, Nicaragua,
Panamá y Perú.
Hay un patrón común: la gente en zonas rurales y de bajos
ingresos tienen mucho menos acceso a ambos derechos. Es decir, el agua no llega
al campo y tampoco a las personas más vulnerables.
Para estas poblaciones, la crisis actual es aguda. Según el
informe, 80% de las poblaciones rurales en Venezuela, Colombia, Ecuador, Haití,
Nicaragua, Perú y Bolivia carecen de acceso a agua potable. Y sólo 64% de
quienes viven en áreas rurales tienen un saneamiento adecuado. Datos de UNICEF
de 2016 confirman esta tendencia.
Quizás el punto de partida de la crisis no está en los ríos
o lagos, sino en las leyes de los países latinoamericanos. “El tema en América
Latina empieza dentro de las legislaciones nacionales. Tanto el acceso al agua,
como al saneamiento, por separado, deberían ser incluidos como Derechos
Humanos”, asegura Géraldine Gené, abogada costarricense especializada en
Derechos Humanos enfocados en temas hídricos. “La mayoría de los países han
firmado una serie de tratados que los obliga a cumplir con esto, pero a pesar
del compromiso, no lo tienen así expresamente. Eso crea una diferencia: no es
lo mismo que la Constitución diga: ‘Estos son los Derechos Humanos de este
país’, a que nada más existan referencias judiciales o resoluciones”.
Gené explica que este patrón de vacíos, falta de
uniformidad e imprecisiones en la ley son compartidos en la región. Las reglas
del juego, dice, no están bien establecidas. Además, el reconocimiento en los
marcos legales es sólo un primer paso, comenzar a tratar el agua como Derecho
Humano y no nada más como servicio en todos los niveles sociales es la gran
meta porque, de lo contrario, las brechas seguirán agudizándose. Agrega que
falta mucho camino por recorrer, ya que esta perspectiva es reciente: apenas en
2010 se comenzó a hablar a nivel global de reconocer el líquido como un Derecho
Humano.
Un riesgo permanente
Río de Janeiro, enero 2020: la alarma comenzó en redes
sociales; circulaban fotos de vasos con agua color marrón, las denuncias decían
que, al abrir la llave del agua, ésta salía más turbia de lo normal, con olor a
vegetales echados a perder o a detergente; en algunos casos, con rastros de
algo arenoso.
Joana Berwanger, periodista brasileña que reside en Río,
cuenta que se enteró de la crisis, pero en la zona donde ella vive, el recurso
parecía normal. En la ciudad, comprar agua potable es caro y, por esto, la
mayoría de la población utiliza filtros para limpiarla y así consumirla directo
de la llave. Fue justo en la semana de denuncias que sus síntomas comenzaron:
tenía fiebre, diarrea y náuseas. Su reacción fue tomar más de este líquido para
evitar deshidratarse, pero el malestar empeoró y tuvo que hospitalizarse.
Cuando llegó, estaba tan deshidratada, que los médicos no podían encontrar sus
venas para administrarle suero. No fue la única: el hospital tenía otros
pacientes con los mismos síntomas. Según Associated Press, el número de casos
de diarrea, gastroenteritis y vómitos en dos clínicas de salud del área oeste
de Río se duplicó entre el 20 de diciembre pasado y el 5 de enero de este año.
A Joana, los doctores le dijeron que el agua podía estar causando sus
padecimientos, empezó a consumirla embotellada y tras dos días internada,
volvió a casa.
“La peor parte es que ha pasado un mes y no se ha resuelto
el problema”, lamenta. “Es una locura y eso que es Río de Janeiro, una de las
urbes más turísticas del país. Es inaceptable. Además, mi caso no fue el peor;
vivo en una buena zona, sé que en las periferias tienen la peor agua. Es grave;
si la gente tiene agua café saliendo de sus tuberías, ¿cómo te bañas?, ¿cómo te
lavas?, ¿cómo vives?”, cuestiona Joana.
Los problemas relacionados al líquido son un tema actual
que persistirá en el futuro. El riesgo está vivo. Las predicciones climáticas
indican que la lluvia se reducirá y, simultáneamente, la contaminación, la
población y la demanda por agua aumentarán. El reporte de Riesgos Globales del
Foro Económico Mundial (WEF, 2019) lo pone así: “Para 2050, se proyecta que más
de 650 millones de personas en 500 urbes enfrentarán una disminución en la
disponibilidad de agua dulce de, al menos, el 10%”. La respuesta gubernamental,
en especial en las megaciudades, será cerrar las tuberías y racionar el fluido:
habrá más días cero. Como respuesta, el shock social podría dispararse en diferentes
direcciones: el agua, al ser tan vital, se vuelve una telaraña de conflictos.
Su escasez podría, por ejemplo, exacerbar divisiones económicas, detonar
disputas o crear tensiones en los sistemas de salud. Si bien es impreciso
hablar de una guerra mundial por el recurso, según WEF, sí es posible advertir
por impactos relacionados con seguridad: el agua puede volverse un factor que
agudice problemas locales, regionales e internacionales.
Entonces, ¿qué pasará con el costo?, ¿cada día será más
caro comprarla? Gené explica que, en el marco de Derecho Internacional, ya hay
topes establecidos. “Naciones Unidas ha dicho que el gasto no debe sobrepasar
un 3% del ingreso del hogar porque, de ser así, se ven afectados otros
derechos. Es decir, con tal de comer, la gente no pagaría el agua. Para quienes
no puedan costear ese porcentaje, los Estados deben establecer sistemas de
subvenciones”.
“Debemos seguir en alarma por la crisis”, asegura Joshua
Briemberg, director regional de WaterAid Latinoamérica, una organización
internacional que trabaja a nivel comunitario, nacional y regional para ayudar
a garantizar el acceso al vital líquido y saneamiento a comunidades
vulnerables. “Reconocemos que hay esfuerzos, pero son insuficientes para que se
cumpla el objetivo en 2030. Hay que acelerar el paso. No queremos ser
pesimistas porque no es una meta imposible, pero al paso actual, todo indica
que no lo vamos a lograr. Se debe redoblar esfuerzos, hoy más que nunca, con
claro reconocimiento del cambio climático y el impacto que tendrá”.
La crisis apremia y tiene tres ejes, explica Hugo
Contreras, de la Alianza de Fondos de Agua:
1 distribución desigual del agua, a pesar de su
disponibilidad
2 gobernanza débil
3 el riesgo incrementado del cambio climático.
Lo crucial, para Contreras, es enfocarse en la gobernanza,
ya que esta dimensión permite incluir a diversos actores: “Ahí hay un tema
común en el que podemos tener una incidencia como sociedad. Es decir, incidir
en cómo tomamos las decisiones, cómo nos ponemos de acuerdo, qué información
generamos, qué tipo de proyectos lanzamos, cómo financiamos la gestión del
agua… Ahí tenemos que poner nuestra energía”, explica Hugo.
Gené, desde una visión de DDHH, coincide en que la
gobernanza será crucial y ajustar los marcos legales es indispensable.
Briemberg, por su parte, agrega que, en la dimensión de gobernanza, debe
ponerse atención focalizada a poblaciones vulnerables y desarrollarse una
visión a largo plazo para garantizar la sostenibilidad (tanto del agua, como
del financiamiento para distribuirla). Desde las tres perspectivas, el
veredicto es común: existen avances significativos, sin embargo, la velocidad
actual no es suficiente.
A este paso, en 2030, aún habrá zonas y regiones
—particularmente rurales y de bajos ingresos— que no tendrán acceso al fluido
vital ni saneamiento adecuado. Considerando, además, la rapidez de la crisis
climática global, ambos problemas podrían agudizarse. La mirada debe cambiar,
coinciden los expertos: el agua no sólo es recurso, es Derecho Humano.
Garantizar su acceso debe ser una prioridad impostergable y es viable lograrlo,
pero si los actores involucrados no aceleran el paso, esto no sucederá en 2030.
https://www.gq.com.mx/
HIDROREGIONES PERÚ
Puno: Dirigentes solicitarán la condonación de pago del servicio
de agua potable
Juan Carlos Gómez Palacios, vicepresidente del Frente de Organizaciones
Populares de Puno, dijo que solicitarán a la autoridad municipal y
representantes de la Empresa Municipal de Saneamiento – EMSA Puno, la
condonación de los recibos de agua potable correspondiente al mes de marzo,
ante el estado de emergencia que se viene cumpliendo a nivel nacional.
Manifestó que, muchas familias de la ciudad de Puno vienen
siendo seriamente afectadas, principalmente en el tema de sus ingresos
económicos, por lo que consideró de justo y necesario la condonación de los
pagos por el servicio de agua potable. No descartó extender esta solicitud a
los representantes de la empresa Electro Puno.
Por otro lado, lamentó que en estos días de la cuarentena
las megaempresas continúen trabajando con normalidad, por lo que solicitó nuevas
leyes que favorezcan al pueblo. Finalmente, emplazó el refinanciamiento de
todas las deudas que tiene los peruanos con las diferentes agencias bancarias,
sin incurrir en intereses. https://radioondaazul.com/

Internacional de Servicios Públicos
pide al gobierno peruano, diálogo social con trabajadores y se pronuncia sobre
detención arbitraria de los dirigentes gremiales de los trabajadores de la
salud
HIDROMUNDO
Greenpeace denuncia que 350.000 chilenos
no tienen agua para lavarse manos
La organización ecologista
Greenpeace denunció este lunes que más de 350.000 chilenos de zonas rurales
sufren "constantes cortes de suministro de agua" que les impide
lavarse las manos con frecuencia y les deja expuestos al contagio por COVID-19,
por lo que exigió al Gobierno que les garantice los recursos hídricos.
"En caso de que empiecen a
aparecer brotes de contagios en estas zonas rurales, evidentemente se coloca en
riesgo a esta población de una manera excepcionalmente alta. Resulta
inaceptable que estas personas en Chile no cuenten con agua", dijo a Efe
el director nacional de Greenpeace, Matías Asun.
Según la ONG, al menos 350.000
chilenos dependen de sistemas hídricos rurales que sufren "cortes
frecuentes", que se suman a las más de 380.000 viviendas en Chile que no
disponen ni siquiera de agua potable.
"Un jabón en las manos no
sirve de nada si no se tiene agua suficiente para lavarse", señaló Asun en
referencia a la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para
prevenir el contagio por COVID-19 y frenar la pandemia global.
Las autoridades sanitarias de
Chile informaron este lunes de que en las últimas 24 horas se dieron 310 nuevos
contagios de coronavirus, lo que eleva la cifra total a 2.449 casos, y
confirmaron la muerte de una octava persona.
Chile, que registró el primer
caso del nuevo coronavirus el pasado 3 de marzo, tiene actualmente 122 personas
ingresadas en cuidados intensivos, 82 de las cuales están conectadas a un respirador
mecánico y 14 se encuentran "en estado crítico".
Greenpeace calificó de
"combinación explosiva" que la epidemia de coronavirus coincida con
la mayor crisis hídrica de la historia de Chile desde que hay registros, con
134 comunas (municipios) en situación de escasez hídrica.
"Es una irresponsabilidad
como país no actuar ante la injusticia del acceso al agua y la inequitativa
distribución de este elemento vital, especialmente en la grave situación
sanitaria que enfrentamos", criticó el director nacional de la ONG.
Por ello, exigió al Ejecutivo
del presidente Sebastián Piñera "poner en marcha de inmediato un plan de
emergencia especial" que entregue "agua suficiente y con
frecuencia" a quienes no cuentan con este recurso.
Bajo el nombre "Suelta el
Agua", Greenpeace lanzó una campaña con la intención de presionar al
Gobierno para que impulse "un plan de emergencia" que la distribuya
según las necesidades hídricas de cada localidad.
La quinta región, en el centro
del país, es una de las regiones más afectadas por los constantes cortes, donde
el 90 % de las personas que se abastecen por los sistemas de agua potable sufre
interrupciones frecuentes y no programadas.
El 47,2% de la población rural
en Chile, según cifras publicadas por la organización medioambiental, no cuenta
con abastecimiento formal de agua potable y se abastece principalmente mediante
pozos o ríos, sin garantías sobre su calidad, a menudo sujeta a fuentes de
contaminación como "químicos, pesticidas, minerales y metales pesados con
efectos nocivos". https://www.eldiario.es/
“Defender el Agua es Defender la Vida”
http://hidroboletinfentap.blogspot.pe
No hay comentarios:
Publicar un comentario