Lunes, 6 de mayo de 2024 – Año XVIII – Edición 4459
Trabajadores y trabajadoras conmemoraron el Primero de Mayo con una multitudinaria movilización de protesta contra la dictadura de este gobierno corrupto e incapaz
Comunicado N° 026-2024/CDN FENTAP
La FENTAP
saluda la multitudinaria movilización nacional, convocada por la CGTP, de los
trabajadores y trabajadoras de las organizaciones sindicales y sociales que
salieron a las calles conmemorando el 1ro. de Mayo, el Dia Internacional de los
trabajadores, para protestar contra este gobierno corrupto e incapaz y exigirle
el respeto irrestricto a los derechos laborales y económicos como son la
negociación colectiva, el incremento del sueldo mínimo vital, la implementación
del DS 001-2022 que regula la tercerización laboral, el rechazo a las
privatizaciones bajo cualquier modalidad, y también para exigir la renuncia
inmediata de la Ministra de Vivienda, Construcción y Saneamiento, Hania Pérez
de Cuéllar Lubienska por inexperta y
falta de transparencia en su gestión, haciendo lobbies ante sus amigos del
sector privado para privatizar en la modalidad de concesiones las fuentes de
agua, Sedapal y las empresas de agua a nivel nacional.
Exigimos el cese de sus operadores de la privatización en
Sedapal y en las empresas de agua que están en el Régimen de Apoyo Transitorio
– RAT (presidente de Directorio, directores y gerente general, y los directores
de ANEPSSA que están destruyendo la gestión de las empresas de agua para
justificar el negociado económico de la privatización).
La FENTAP
agradece la participación activa y consecuente de los compañeros de los
sindicatos que agrupan a los trabajadores que laboran en las empresas
tercerizadas SUTMAPACOM y SUTOPEC, que están permanentemente movilizados en
defensa de sus derechos laborales y contra la privatización del agua.
VIVA LA LUCHA DE LOS TRABAJADORES DEL
AGUA POTABLE Y ALCANTARILLADO DE LIMA Y A NIVEL NACIONAL
RENUNCIA INMEDIATA DE LA MINISTRA DE
VIVIENDA, CONSTRUCCIÓN Y SANEAMIENTO, Y DE SUS OPERADORES
Consejo Directivo Nacional de la FENTAP
Lima, 03 de mayo de 2024
HIDROREGIONES PERÚ
Desagüe que vierte en Morales va a parar en el río Cumbaza en pleno centro de ese distrito
Los vecinos de la quinta cuadra del Jr. Ayacucho, en el
distrito de Morales, están enfrentando una situación crítica debido al colapso
del sistema de desagüe, que lleva más de dos meses vertiendo sus aguas al río
Cumbaza. La inacción por parte de las autoridades municipales y de EMAPA San
Martín ha exacerbado el problema, dejando a los moradores de la zona expuestos
a olores nauseabundos que atenta contra la salud pública.
Las aguas residuales continúan fluyendo directamente hacia
el río Cumbaza, agravando la contaminación ambiental y poniendo en riesgo la
salud de las familias aledañas. A pesar de ser conscientes del problema, las
autoridades municipales y la empresa EMAPA San Martín no han ofrecido una
solución efectiva, lo que ha generado indignación entre la población afectada.
Enrique López Morey, vecino del lugar, manifestó su
frustración ante la falta de acción por parte de la empresa prestadora de
servicios de agua potable y alcantarillado. Esta no es la primera vez que la
comunidad enfrenta este tipo de problemas, y la ausencia de medidas correctivas
solo agrava la situación, dejando a los vecinos como los principales
perjudicados por los olores fétidos y las condiciones insalubres.
López Morey también ha señalado la pasividad de una
regidora del municipio de Morales, quien reside a tan solo cinco metros del
lugar del colapso. A pesar de su cercanía física al problema, la concejal no
habría tomado medidas para abordar la crisis del desagüe, lo que refleja una
falta de compromiso por parte de las autoridades locales para resolver esa
urgente problemática. https://diariovoces.com.pe/
El agua que nos falta: casi medio millón de escolares se abastecen de ríos y lluvias en Perú
El cielo está completamente
despejado en el centro poblado Lupuna II Zona, provincia de Maynas, en la
región amazónica de Loreto. Es un viernes de finales de marzo y esa no es una
buena noticia: el tanque de agua, alimentado por las lluvias, está vacío en la única
escuela del lugar.
Cerca de las 10 a.m., a la hora
del recreo, un estudiante de cuarto de secundaria de la institución educativa
N° 60117 camina unos 100 metros hacia una quebrada —como se conoce en la zona a
una especie de riachuelo que desemboca en el río Amazonas— y sumerge un balde
de plástico transparente. Con esa agua marrón, poco después, intentará limpiar
los baños, los pisos de la escuela y sus manos.
En Perú, de 66.642 locales
educativos de gestión pública y privada, menos de la mitad (44,6%) cuenta con
conexión al servicio de agua potable por red pública, de acuerdo a información
del Ministerio de Educación (Minedu) proporcionada el 1 de marzo de 2024 a Ojo
Público por Ley de Transparencia.
El resto —es decir, más de
36.000 locales y 1,8 millones de estudiantes— carece de este mecanismo y debe
utilizar otros. Dentro de este grupo, al menos, 11.933 escuelas (18%) —como la
N° 60117 de Lupuna II Zona— dependen de los ríos, acequias, manantiales y
fuentes similares, o de un sistema de captación de agua de lluvia.
Los establecimientos educativos,
que se abastecen de agua de río o de lluvia, atienden a 461.945 niños y
adolescentes de todo el país, una cantidad equivalente a nueve veces la
capacidad del Estadio Nacional de Lima.
“Por el tema del agua sufrimos,
debemos traerla de la quebrada, utilizamos baldes. Cuando no llueve, a veces,
no hay agua. Y sufrimos nomás (...) Pediría que den lo más pronto agua potable
para los niños, para nosotros mismos. Sufrimos de escasez de agua. Eso
pediría”, dice Percy Palla García, alumno de 18 años de la escuela N° 60117, en
una comunidad rodeada por un río turbio.
En el registro
del Minedu —con información recogida de 2023— también figuran otras modalidades
sin conexión a la red pública. Así, por ejemplo, 7.459 locales educativos del
ámbito nacional obtienen el recurso por medio de pozos (11,2% del total), 4.128
por pilón de uso público de agua potable (6,2%), y 4.150 por medios
alternativos, como viviendas vecinas (6,2%).
Otros 2.192
locales acceden al agua canalizada por tubo (3,3%), 1.330 adquieren el recurso
a través de una empresa proveedora sin RUC (2%), y 675 dependen de camiones
cisterna u otro similar (1%).
En tanto, 329
escuelas son abastecidas por asociaciones o juntas administradoras (0,5%), 312
por las municipalidades del distrito o centro poblado (0,5%), y 60 por
convenios (0,1%). De los 989 locales restantes (1,5%) no hay datos de 2023.
A partir de esta
información oficial, OjoPúblico ha podido determinar que 3.358 establecimientos
de educación básica (5% del total) —donde reciben clases más de 173.000
estudiantes — han reportado que “no tienen” abastecimiento de agua. De este
grupo, el 91% corresponde al área rural, mientras que el 9% a la urbana.
“Como otros
[sectores], el sistema educativo está atravesado por la desigualdad. En el área
urbana, el porcentaje [de locales públicos con los servicios de agua, luz y
desagüe] aumenta a 76%, pero, en el caso rural, baja al 17%. Ahí hay una
brecha, la cual también corresponde, si uno lo ve por regiones. Las de la
Amazonía presentan las mayores brechas”, dice Liliana Miranda Molina,
investigadora adjunta de Grade y exviceministra de gestión pedagógica del
Minedu.
Precisamente, la
región Loreto —la quinta con mayor cantidad de locales escolares en el país— es
la que tiene más escuelas con sistema de captación de agua de lluvia: 538.
También, la que reporta más locales que “no tienen” acceso al agua (1.104) y la
segunda, si se tiene en cuenta aquellas que se abastecen de ríos (1.030), según
datos oficiales del Minedu.
El agua
contaminada y el saneamiento deficiente contribuyen a la transmisión de cólera
y otras enfermedades diarreicas, la disentería, la hepatitis A, la fiebre
tifoidea y la poliomielitis. Otra grave enfermedad es la anemia, que afectó al
43,1% de la población de seis a 35 meses en 2023. La mayor incidencia, otra
vez, se encontró en el área rural.
“Puede
contribuir al desarrollo de la anemia, especialmente si la contaminación
involucra metales pesados como el plomo o sustancias químicas que interfieren
con la capacidad de absorber o utilizar el hierro (...). Además, las
enfermedades transmitidas por el agua, causadas por bacterias o parásitos,
pueden provocar inflamación crónica o pérdida de sangre”, explica Magaly Blas
Blas, médica investigadora de salud pública de la Universidad Peruana Cayetano
Heredia (UPCH).
La desigualdad
entre las áreas rurales y urbanas
El viernes 22 de
marzo, ocho maestros viajaron durante una hora en la embarcación fluvial Marco
César por los ríos Nanay y Amazonas. Llegaron a la ribera de Lupuna II Zona,
saltaron desde la proa de su pequeño bote y siguieron la trocha —de tablones
alineados— hacia la escuela N° 60117, en el distrito de Belén, provincia
loretana de Maynas.
El camino estaba
rodeado de vegetación, agua estancada y mosquitos. Los maestros tenían las
piernas cubiertas con botas de plástico y los brazos, con mangas largas:
estaban sofocados. En el trayecto, de unos 10 minutos, se sumaron varios
estudiantes.
De lunes a
viernes, esa es su rutina para llegar a la escuela rural, de apenas dos
ambientes construidos sobre pilares de madera y debajo de techos de calaminas.
Parte de la infraestructura, que acoge a cinco niños de primaria y 21 de
secundaria, fue reconstruida tras un desborde del río Amazonas, señala la
directora Celia Babilonia Reátegui. “El problema del agua [para consumo] es una
emergencia. La principal fuente es la lluvia”, cuenta.
En el país, la
cantidad de locales educativos de áreas rurales (42.927) casi duplica a los de
zonas urbanas (23.715). En las primeras, siete de cada 10 escuelas carecen de
conexión a red pública de agua potable y, más bien, deben abastecerse por río,
acequia, pozo u otras fuentes. En el área urbana, en cambio, la red pública
está presente en ocho de cada 10 colegios.
En el servicio
de desagüe, la proporción es similar. En el área urbana, más del 80% de locales
cuentan con conexión a red pública. En contraparte, solo el 17% de las escuelas
rurales tienen este mecanismo, mientras que el resto depende de pozos sin
tratamiento, tanques sépticos, Unidades Básicas de Saneamiento con compostera
(UBS), biodigestor, acequias o sistemas similares.
Los datos
oficiales sobre servicios básicos en los locales educativos, proporcionados por
la Unidad de Estadística del Minedu, tienen como fuente al Censo Educativo
2023, a cargo de dicho sector, y al Sistema Integrado de Gestión Administrativa
(SIGA) 2023, del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).
El Censo
Educativo recoge información de escuelas públicas y privadas, así como
programas no escolarizados, de manera anual. Tiene carácter obligatorio, aunque
no es una forma de fiscalización, y el responsable de brindar la información es
el director de cada establecimiento. No obstante, en este análisis solo se ha
considerado a los locales educativos de educación básica regular, especial y
alternativa, de gestiones públicas y privadas.
Los resultados
de 2023 —el último censo realizado antes del inicio del actual año escolar—
arrojaron que, aproximadamente, siete de cada 10 locales públicos de educación
básica no contaban con alguno o ninguno de los tres servicios básicos (conexión
a desagüe, agua o electricidad dependiente de la red pública).
Para el
exministro de Educación Daniel Alfaro Paredes, las brechas en los servicios básicos
se encuentran relacionadas a las de infraestructura educativa —equivalente a
S/164.000 millones—. Esto, remarca, no solo depende de la construcción y
reconstrucción de colegios, sino a una planificación multisectorial de
saneamiento y electricidad.
“La brecha de
los colegios sin acceso [a servicios básicos] está bastante concentrada en
sectores rurales, donde, efectivamente, todavía no han llegado esos servicios.
Y es ahí donde no solo depende del Minedu. También de Vivienda, Construcción y
Saneamiento; Energía y Minas. El caso de servicios básicos es multisectorial”,
remarca Alfaro Paredes.
La escuela rural
N° 70620, del centro poblado Uros Chulluni, en la provincia y región de Puno,
empezó sus clases el último 11 de marzo. "No tenemos agua [de red
pública], ni desagüe. Es un centro poblado que no tiene estos servicios básicos
en pleno siglo XXI", señala el director Marcos Arcata Flores. Esta
escuela, con casi 90 estudiantes de primaria, recibe agua de pozo y usa un
tanque séptico como desagüe.
Uros Chulluni se
encuentra a solo 15 minutos de la Plaza Mayor de Puno. Según su director, el
pozo obtiene agua del suelo y, luego, a través de un sistema de bombeo, sube
hacia los tanques. "Es agua contaminada, pero no tenemos otra
alternativa", cuenta a este medio.
En Perú, 7.459
locales educativos —con más de 451.000 estudiantes— se proveen a través de un
pozo, dentro o fuera de la escuela, que extrae agua del subsuelo. El 18% de
esos locales educativos se encuentra en la región de Puno, y atienden a 36.596
estudiantes. La segunda región con más escuelas abastecidas a través de este
sistema es Cajamarca.
Para el director
de la escuela puneña de Uros Chulluni, resulta un "sueño a muchos
años" obtener el agua de mejor calidad, que provee la empresa municipal de
saneamiento básico. "Para eso, se necesita miles de miles de soles de
presupuesto. En la realidad, [una solución] podría ser que nos capaciten para
nosotros mismos hacer el tratamiento", cuenta a este medio.
El agua que
obtienen del pozo se usa para el Programa de Alimentación Escolar Qali Warma,
para el lavado de manos y los servicios higiénicos. "Solicitamos apoyo del
Minsa (...) Algunas veces han utilizado pastillas [para clorar]", refiere
el director Marcos Arcata. Gran parte de sus pequeños alumnos, añade, tiene
anemia.
Javier Calisaya
Ramos, especialista en infraestructura de la Dirección Regional de Educación
(DRE) de Puno, señala que, aunque en el sistema rural pueden existir conexiones
de agua, estas son solo para algunas comunidades. Tampoco hay canalización de
aguas subterráneas o represas.
En ese contexto,
refiere, cada escuela hace una excavación de dos a tres metros de profundidad
—también denominados pozo caisson— para extraer agua del subsuelo. Luego, con
un sistema de bombeo, trasladan el recurso a tanques elevados para, más tarde,
distribuirlo a baños, usarlo en lavado de manos y, previo hervido, para el
consumo.
“El trámite es
engorroso [para el acceso al agua segura]. Si abro el pozo caisson, debo
solicitar a la ANA (Autoridad Nacional del Agua) un permiso de S/2.000. Una vez
abierto el pozo, tengo que llevar [el agua] al laboratorio para analizar si es
potable. La Diresa (Dirección Regional de Salud) hace las evaluaciones sobre la
alcalinidad del agua y, con base a eso, se determina si es potable o no. Cuesta
S/300 por punto. Un director tiene que gastar S/2.300 para determinar si el
agua es potable y es factible hacer el pozo. Entonces, no hacen todo el trámite.
Hacen empíricamente su pozo, lo bombean y lo consumen”, explica Calisaya Ramos.
Según el
representante de la DRE de Puno, la excavación muchas veces la realiza la misma
comunidad, mientras que, para el sistema de bombeo, pueden usar el fondo del
Programa de Mantenimiento de Locales Educativos.
Este año, el
programa dispone de más de S/295 millones para 55.073 escuelas públicas. Ese
dinero, a cargo de los directores, solo se puede usar para el “mantenimiento”
preventivo y/o correctivo, “mejoramiento” de agua, saneamiento y electricidad;
así como el de bicicletas de “Rutas solidarias” y equipamiento de seguridad.
En otras
palabras, con esos recursos, pueden arreglar instalaciones sanitarias, como
lavaderos, también ventanas, cubiertas o techos, los muros, pisos y puertas,
pasamanos o barandas, instalaciones de gas, áreas verdes en exteriores y
pinturas.
“Para este 2024,
los S/5.000 han sido destinados para el arreglo de los servicios higiénicos. No
se puede comprar batería para paneles solares, ni otros trabajos. No se puede
construir un baño adicional, ni pozo artesiano. Solo para mantenimiento, como
pintado, cambio de tazas, grifos”, añade la directora Celia Babilonia Reátegui.
Otras fuentes de
agua para las escuelas
En lo alto del distrito
limeño de Villa María del Triunfo, la escuela pública Manuel Casalino Grieve se
abastece de agua con camión cisterna. El pago está a cargo de la Unidad de
Gestión Educativa Local (UGEL), según su mismo personal. En esta escuela, que
usa tanque séptico como sistema de desagüe, estudian alrededor de 500 alumnos
de inicial, primaria y secundaria.
No es un caso
aislado. El 35% de los 675 locales educativos públicos y privados del ámbito
nacional que se abastecen por camión cisterna, aguatero o mecanismos similares
se encuentran en Lima Metropolitana y Lima provincias.
En otras
palabras, 48.603 estudiantes de educación básica, especial y alternativa
dependen de este mecanismo, más inseguro que la red pública, solo si se
considera a estas jurisdicciones. Lo mismo ocurre con más de 15.000 escolares
de las regiones de Piura y Arequipa.
Las escuelas son
un reflejo de lo que ocurre en la comunidad. Al menos, 3,4 millones de peruanos
—es decir, casi el 10% de la población— no tiene acceso a agua potable, según
el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento.
Solo el 3% de la
población rural consume agua clorada y 7,6 millones carece de acceso a
saneamiento. La brecha se ha incrementado en los últimos dos años, reconoció la
titular de la cartera, Hania Pérez de Cuéllar, en el Foro “Unidos por el agua y
el saneamiento”, en setiembre de 2023.
A partir del
análisis del reporte de la Unidad de Estadística del Minedu, OjoPúblico ha
identificado, asimismo, que 10.485 locales escolares y 399.064 alumnos se
abastecen de río, acequia, manantial o una fuente similar.
En tanto, otras
1.448 escuelas y más de 62.800 estudiantes dependen del denominado sistema de
captación de agua de lluvia. El 37% de estos locales se encuentra en la región
amazónica de Loreto, donde más 25.000 niños y adolescentes estudian en esas
condiciones.
Según la ficha
unificada de infraestructura educativa, el sistema de captación de agua de
lluvia permite recolectar las precipitaciones y, "mediante un proceso de
filtración, retiene las impurezas que pueda contener el recurso". Luego de
esto, el agua se transporta a un espacio de almacenamiento para distribuirla y
usarla en el local educativo.
Este sistema ha
sido registrado por la escuela inicial N° 539 del centro poblado Lupuna II
Zona, en Loreto. No obstante, en la práctica, la lluvia se almacena en un
tanque de plástico elevado y se distribuye al baño y a los grifos de este local
de madera.
En el caso de la
institución educativa N° 60117, de la misma localidad, el sistema de agua de
lluvia lo conforman una canaleta y un tubo conectado a un tanque elevado, con
1.100 litros de capacidad. Desde allí, el recurso se distribuye directamente a
los grifos y a los baños. Estos últimos están conectados a un tanque séptico,
que debe recibir mantenimiento de los mismos maestros.
Eventualmente,
el colegio recibe el apoyo de una iglesia evangélica, con un pozo artesiano que
capta agua del subsuelo y la almacena en un tanque elevado con motor a
corriente. Para la directora Celia Babilonia Reátegui, ese sistema sería
necesario para el plantel. Sin embargo, existe otro impedimento: no cuentan con
energía eléctrica para hacer funcionar el motor. https://ojo-publico.com/
Piura. De nunca acabar
La población ya está harta del
desabastecimiento del servicio de agua potable que se viene registrando en
algunas localidades de nuestra región, donde muchas veces los ciudadanos tienen
que fungir de ‘topos’ y hacer huecos con la esperanza de abastecerse del
líquido elemento; en otros casos, tienen que perjudicar su economía al verse
obligados a comprar agua potable.
Y en otros casos tienen que
cruzar los dedos para que alguna cisterna transite por las zonas afectadas por
el desabastecimiento y así al menos contar con el líquido elemento para hacer
las cosas del hogar.
Una de las zonas afectadas es el
distrito de Los Órganos, donde la población se levantó en pie de lucha y
bloqueó la Panamericana Norte el viernes último en protesta por la falta de
agua que vienen afrontando desde hace casi dos semanas. Por ahora, los vecinos
han dado una tregua a la EPS Grau, pero han advertido que acatarán medidas
radicales si la problemática no se soluciona.
En el caso de Piura, la
problemática es similar. Constantemente la empresa de saneamiento tiene que
estar reparando las estaciones de bombeo, lo que implica una paralización del
servicio y la falsa promesa que las cisternas llevaran agua a las zonas
afectadas.
Esto sucedió hace poco en el
distrito de Castilla, donde miles de familias padecieron por la falta de agua.
Similar situación se registra en el asentamiento humanos Los Algarrobos y zonas
colindantes, donde la población tiene que amanecerse para llenar al menos algunos
depósitos y no sufrir luego las de ‘Caín’ por la falta de agua; mientras tanto,
las tarifas de los recibos siguen facturando igual por el ineficiente servicio.
https://lahora.pe/
“Defender el Agua es Defender la Vida”