Martes, 6 de junio de 2023 – Año XVII – Edición 4231 – http://hidroboletinfentap.blogspot.pe
Piura: corrupción en Ministerio de Vivienda alcanzaría proyecto de agua para 96 asentamientos
La ministra de Vivienda, Construcción y Saneamiento, Hania
Pérez de Cuéllar, aseguró que más de 400 mil familias se perjudicarán tras
descubrir indicios de corrupción en el proyecto de agua potable y desagüe en
Piura.
Reveló que ha encontrado indicios de que la presunta
organización criminal enquistada en su cartera, durante la gestión de Geiner
Alvarado y su jefe de gabinete Salatiel Marrufo, también operaba en una obra
del Programa Nacional de Saneamiento Urbano (PNSU): el proyecto de agua potable
y alcantarillado para 96 asentamientos humanos en Piura y Castilla.
“Este es el programa que mayor presupuesto tiene; por lo
tanto, todo indicaría que es parte del botín que la presunta organización
criminal, que operó en el Ministerio, también la tomó”, dijo. Además, indicó
que se está determinando el mecanismo de actuación de la organización.
“Hemos descubierto que se conformaron comités de selección
con personas del propio Ministerio, pero algunas de ellas no cumplían los
requisitos que estipula la ley, como el tener declaración jurada de intereses”,
explicó la ministra.
Como se recuerda, el proyecto, que tiene un valor de 561,7
millones de soles, Pérez de Cuéllar precisó que han encontrado indicios sobre
irregularidades; “una de ellas es que no se integraron correctamente las
bases”. Es decir, “no se transparentó toda la información para que los demás
postores o que todos los postores tuviesen acceso a toda la información”,
sostuvo.
Es así que tres integrantes del Comité de Selección del
PNSU han sido sindicados de haber orientado el contrato a favor de la empresa
Tiesiju y fueron separados de sus cargos hasta que duren las investigaciones.
Ellos fueron designados en la gestión de Geiner Alvarado y son Liz Vargas
Cárdenas, presidenta del comité; Franklin Santos Soto, primer miembro; y
Humberto Flores Albornoz, segundo integrante. https://www.cutivalu.pe/
HIDROREGIONES PERÚ
¡Se agrava! Contaminación del lago Titicaca incrementa por basura, desagües y más
La contaminación de las aguas del lago Titicaca no solo se
debe a la minería formal o informal que está presente en la región Puno. El
representante de la Defensoría del Pueblo, Jacinto Ticona, informó acerca de
otras fuentes de contaminación.
Después de una reunión entre los dirigentes de las
principales cuencas de la región del altiplano, se llegó a la conclusión de que
no solo las aguas persisten en peligro, sino también la vida y salud de la
población.
Las cuencas que desembocan en el Titicaca —es decir,
Suches, Ramis, Llallimayo, Coata y el río Ilave— continúan en peligro por la
creciente contaminación.
Jacinto Ticona dijo que las fuentes contaminantes no solo
se centran en la minería, sino en la disposición irresponsable de residuos
sólidos (basura). También el vertimiento de aguas residuales porque se
necesitan plantas de tratamiento y el desecho de fertilizantes.
Agregó que Juliaca, la principal ciudad de la región Puno,
no tiene un relleno sanitario y eso no es posible. Sostuvo que los botaderos de
la ciudad de los vientos y de otras partes también son efectos contaminantes,
en el caso de la cuenca Coata.
Desde la Defensoría del Pueblo pidió al Gobierno nacional, regional y local implementar los planes de proyectos para contrarrestar el avance. https://larepublica.pe/
ANA: déficit hídrico podría extenderse hasta verano del 2024
Según la Autoridad Nacional del
Agua (ANA), hay la probabilidad que el Niño Costero se extienda hasta el verano
del 2024, con una probabilidad del 77%. Así como también existe la posibilidad
de un Niño Global, en 84%, que se inicie este mes hasta verano del 2024.
El experto afirmó que El Niño
llegó a su máxima magnitud en mayo, ya lo que se viene es una disminución y va
a permanecer entre moderado y débil hasta verano del 2024.
“Respecto al clima ya estamos en
una época seca hidrológicamente. Estamos terminando un ciclo que empezó el año
pasado y en la que se presentó el ciclón Yaku y Niño Costero 2023 y estamos
esperando a partir de setiembre, cuando empiecen las lluvias, escenarios de
extremas precipitación y déficit hídricos”, subrayó.
En ese contexto, el experto dijo
que era muy difícil predecir ahora el caudal de los ríos para setiembre. No
obstante, precisó que con los eventos que ya tuvimos a inicios de año preocupa,
principalmente, desde Tumbes hasta Lambayeque.
Acciones del ANA
En ese sentido, dijo que la
institución que representa hace un levantamiento de información de puntos de
críticos y se plantea a los gobiernos regionales y locales medidas de
operaciones y mantenimiento de ríos, así como limpieza y descolmatación, las
que deberán ser implementadas por las autoridades regionales.
Por último, sostuvo que la ANA
hace planes de contingencia y de acción respecto a los escenarios que se espera
desde setiembre las que se han informado al Midagri. “Estamos viendo los
presupuestos y la unidad ejecutora a implementar la defensa ribereña y
descolmatación e implementar pozos en Puno”.
Déficit hídrico
Recordó, que el déficit hídrico
proyectado, como un posible escenario, implica la falta de lluvias lo que puede
generar deficiencia en la repartición del agua, así como aumento de costos. “El
país ya está en déficit hídrico caso de Puno y Cusco. El escenario posible es
que se prolongue hasta verano 2024. Las regiones afectadas serían Pasco, Junín,
Huancavelica, Ayacucho, Apurímac y Cusco”. https://radioondaazul.com/
HIDROMUNDO
Reino Unido. Cuando el agua es del todo privada: contaminación en los ríos, paraísos fiscales y llamadas a la nacionalización
En la tardía primavera inglesa,
los ríos de Oxford se llenan de remadores, bañistas, pescadores y
ocasionalmente voluntarios que recogen muestras de agua. Los análisis de esas
muestras reflejan las descargas de aguas residuales que acaban en el Isis, el nombre
que adopta aquí el Támesis, y en su afluente, el Cherwell. Casi todas las aguas
donde se sumergen los nadadores están infectadas por niveles de bacterias que
hasta triplican los máximos permitidos. Incluso en la única zona considerada
segura se han tenido que suspender grupos de natación y remo a menudo por la
insalubridad del agua.
Nadar en ríos y canales es aquí
una costumbre más habitual que en otros países. Ahora también es parte del rito
estar pendiente de los vertidos de aguas residuales. El grupo universitario de
wild swimming (natación en la naturaleza) mira los mapas que dan algunos datos
de las últimas descargas y aconseja no meter la cabeza debajo del agua. El
grupo tiene más de 400 miembros. Nadan hasta en invierno en la orilla del Isis
donde Lewis Carroll remaba y contaba cuentos a Alice Liddell, la niña que
inspiró Alicia en el país de las maravillas. Está en Port Meadow, un prado que
se ha conservado salvaje desde hace siglos, y donde los bañistas también suelen
protestar.
Oxford es una de las ciudades
inglesas que miden de manera constante la calidad de sus ríos gracias a un
proyecto que ha juntado a científicos y voluntarios que recogen muestras y
piden cuentas a las empresas privadas que gestionan el agua. “Esto es un
movimiento que tiene como objetivo que los ríos en Oxford sean saludables.
Hasta que no lo consigamos no vamos a parar”, dice a elDiario.es John Bryden,
portavoz de Thames21, una organización dedicada a mejorar las aguas del Támesis
y sus afluentes. Llevan más de dos años en ello y en noviembre van a relanzar
otro proyecto en Oxford. “Los reguladores y los que contaminan no han empezado
a invertir en soluciones porque piden más evidencias. Se están recogiendo, pero
nos preocupa que el proceso sea tan lento”.
En 2022, hubo más de 300.000
descargas de aguas residuales, más de 800 de media al día. No hay datos
oficiales sobre el volumen de cada una, pero un análisis de 30 plantas en 2020
muestra vertidos de al menos 11.000 millones de litros, el equivalente a 4.352
piscinas olímpicas. Sólo el 14% de las aguas de ríos y canales en el país tiene
un “buen estatus ecológico” y ningún río tiene un “buen estatus químico”, es
decir niveles aceptables de concentración de arsénico, hierro y otras
sustancias químicas, según los últimos datos publicados por la agencia
medioambiental británica.
Las aguas residuales vienen de
las compañías que gestionan el agua del grifo y las descargas domésticas e
industriales, y que en Inglaterra y Gales son todas privadas por una operación
masiva que empezó el Gobierno de Margaret Thatcher. Es difícil encontrar otro
país donde la propiedad y la gestión del agua sean completamente privadas.
“La forma de privatización aquí
es muy diferente a la de otros países”, explica a elDiario.es Kate Bayliss,
académica del Departamento de Economía de SOAS de la Universidad de Londres y
experta en la propiedad de las empresas de agua. “En países como España la
privatización toma la forma de una concesión. Todo es propiedad del municipio,
pero las empresas tienen un contrato a largo plazo con el sector privado.
Nuestra privatización es mucho más profunda que en otros países. Sólo Chile
hizo algo similar y fue antes que nosotros... Así que nadie ha copiado nuestro
modelo.”
Otra diferencia sustancial del
modelo inglés es que no se trata de compañías municipales, sino de empresas que
son monopolio en cada cuenca fluvial y tienen el control absoluto de lo que
sucede en una amplia región, desde la extracción del agua hasta el tratamiento
y la distribución a los hogares, y luego la eliminación y gestión de las aguas
residuales.
Las llamadas a devolver al
Estado todo o parte del sistema de agua han crecido tras décadas de
infraestructuras en mal estado, descontrol en los residuos y costosas fugas. El
verano pasado, cuando el Reino Unido superó los 40 grados de temperatura por
primera vez en la historia desde que hay registros, el país sufrió meses de
restricciones de agua por falta de reservas. Pero el gran debate nacional es
sobre las aguas fecales y otros vertidos en los ríos.
El año pasado, el Ministerio de
Sanidad británico advirtió de la “preocupación creciente” por las aguas
residuales. “Cuando las bacterias de las heces humanas (coliformes) se
ingieren, esto aumenta el riesgo de infecciones significativas incluyendo
bacterias resistentes a los antibióticos”, explicaba el profesor Chris Whitty,
el jefe médico de Inglaterra, en un texto firmado con los responsables de la
agencia medioambiental y el organismo regulador del agua. “El agua del grifo en
Reino Unido es segura. Nadie espera que el agua del río tenga un estándar para
beber, pero allí donde la gente nada o los niños juegan no debería haber dosis
significativas de coliformes”. El nivel de vertidos es “inaceptable”, según
escriben, y “la principal responsabilidad pública” es de las empresas de agua y
sus directivos.
Tras años de presión popular que
ha llegado a los políticos, hace unos días las compañías privadas de agua en
Inglaterra pidieron perdón por las centenares de miles de descargas y se
comprometieron a invertir unos 11.500 millones de euros para limpiar los ríos y
cortar a la mitad las descargas para el final de la década. Lo harán subiendo
las facturas a los consumidores mientras reparten dividendos estimados en
17.000 millones de euros esta década, según un análisis de David Hall, un investigador
académico especialista en servicios públicos de la Universidad de Greenwich.
El cabreo por la contaminación
de los ríos hizo que Sarah Bentley, la consejera delegada de Thames Water, la
compañía que sirve a la cuenca del Támesis, y directivos de otras dos compañías
rechazaran los bonus que les correspondían. Thames Water es una de las
compañías que tiene avisos de la agencia medioambiental como una de las que
“necesita mejorar” y dice que lleva años sin pagar dividendos a sus
accionistas.
“Una estafa”
En enero, el Ayuntamiento de
Oxford votó por unanimidad una moción para pedir que Thames Water vuelva a la
gestión pública. La nacionalización temporal o permanente la puede decidir el
Gobierno, como hizo a principios de mayo, por ejemplo, con una empresa ferroviaria
en el norte del país por la mala calidad de su servicio y el número de
cancelaciones.
“Durante 34 años, la gente por
toda Inglaterra ha sufrido los desastrosos efectos de la propiedad privada de
nuestro sistema de agua”, dijo Chris Jarvis, uno de los concejales del partido
verde de Oxford que propuso la moción. “Hace mucho que está claro que la
privatización ha sido un experimento fallido. Ahora está más claro que esto es
un timo legalizado que sólo existe para beneficiar a los accionistas para
detrimento de la gente y del planeta”.
La manera en la que se hizo la
privatización es a menudo señalada como uno de los problemas incluso por
personas favorables a privatizar parte de la gestión o que estuvieron presentes
en el plan de Thatcher que se aplicó de forma parecida en varios sectores.
En 1989, el Gobierno conservador
lanzó una campaña para vender acciones al público de manera masiva, con
anuncios que mostraban tuberías saliendo de las aceras y los campos de fútbol o
a un imaginario aguador repartiendo agua para la lavadora. El mensaje era
mostrar el poderío del sector como un gran negocio.
“Trabajé en la privatización del
agua de Inglaterra en 1989. Fue una estafa organizada”, escribió hace unos
meses Jonathan Portes, que era empleado del Tesoro en los 80 y ahora es
profesor de Economía y Política Pública en el King’s College de Londres. “Las
acciones se vendieron muy por debajo de su valor así que los contribuyentes
perdieron, y los consumidores se han puesto hasta las cejas de pagar desde
entonces”, escribió.
Más de dos millones y medio de
personas se lanzaron a comprar pequeñas participaciones para convertir en
privadas todas las compañías en Inglaterra y Gales. En Escocia gran parte de la
gestión sigue siendo pública igual que en Irlanda del Norte.
Pese al éxito en el número de
personas dispuestas a comprar acciones, la idea de privatizar toda la gestión
del agua era entonces muy impopular. Tres décadas después lo sigue siendo: el
agua es uno de los bienes que los británicos creen que debería estar gestionado
por una autoridad pública. En 2017, sólo el 25% creía que las empresas
encargadas del agua deben ser privadas, según una encuesta de YouGov.
Uno de los problemas, en
realidad, según señala Bayliss, la investigadora de la Universidad de Londres,
es que la estructura de la propiedad fue cambiando a partir de 2000 y muchas de
estas empresas ya no cotizan. “Al menos si están en bolsa hay un grado de
escrutinio público. Cualquiera puede comprar una acción e ir a una reunión
anual y hay reglas específicas de transparencia”, explica. Ahora las
estructuras de propiedad son más complejas y más opacas. “Algunas de las
empresas matrices cotizan en paraísos fiscales, por lo que hay una información
limitada sobre quién es el propietario”, dice.
Se trata de compañías con mucha
deuda y poco interés en quedarse más de la cuenta cuando el negocio va peor.
Hasta donde se puede rastrear, la mayoría pertenecen a fondos de inversión
extranjeros, fondos de pensiones y compañías que están radicadas en paraísos
fiscales, según una investigación del Guardian. El periódico identificó el año
pasado a más de 100 accionistas de nueve empresas grandes y otras seis pequeñas
en Inglaterra. Según estos datos, al menos el 72% del sector está dominado por
fondos de 17 países mientras que la propiedad británica ronda el 10%.
Por ejemplo, entre los
inversores con más acciones de Thames Water están el fondo estatal de China, la
autoridad de inversión de Abu Dabi y dos fondos de pensiones canadienses. Otros
accionistas prominentes del agua por toda Inglaterra son empresas públicas y
privadas de Estados Unidos o Australia.
Esta dependencia dificulta la
regulación del sector. “Nuestro plan de infraestructura depende de tener mucha
inversión privada en el Reino Unido, y por eso damos facilidades al capital
global. Así que corremos el riesgo de molestar el flujo de capital global si
tenemos una regulación más estricta”, explica Bayliss.
Qué hacer
Los laboristas del Parlamento
nacional no se atreven a pedir la nacionalización y son tímidos a la hora de
proponer regulación, pero las polémicas locales por las aguas residuales son un
debate habitual que pone en apuros a los conservadores. El Gobierno se ha
comprometido a obligar por ley a las compañías a que reduzcan los vertidos y
limpien los ríos, pero con plazos que llegan hasta 2050.
Las voces expertas consultadas
no están seguras de si la gestión pública cambiaría la situación de las aguas
residuales, pero sí subrayan que la eficiencia no es necesariamente una
característica de las empresas de agua privada. La compañía nacional escocesa,
que sigue siendo pública, es una de las de que suele tener mejor nota del país.
“Hay buenos argumentos para retirar
las licencias y poner a empresas específicas bajo la administración pública.
Pero eso no necesariamente significa renacionalizarlas. Las licencias se pueden
vender a nuevos operadores”, explica a elDiario.es Dieter Helm, profesor de
Política Económica en la Universidad de Oxford y uno de los grandes expertos
del país en regulación, medioambiente y servicios públicos. “Los argumentos
sobre la nacionalización van menos de si una compañía quiebra y van más de la
financiación, el coste del capital y la búsqueda del beneficio más que un
objetivo público más amplio. En el caso del Reino Unido, los mayores fallos han
sido de regulación. Las compañías privadas se han regulado muy mal”.
Helm cita el caso de Southern
Water, la empresa encargada de Sussex y otros condados del sur de Inglaterra, y
cree que en su caso el Gobierno debería haber revocado la licencia. Southern
Water está entre las que ofrecen peor servicio según el regulador y ya ha sido
multada por contaminar las aguas locales. Sus clientes están boicoteándola
dejando de pagar facturas en Sussex. Y hay protestas de manera habitual por los
residuos que llegan al mar del Norte.
Según Francia, que comparte el
canal de la Mancha con Reino Unido, la calidad del agua británica ha bajado por
la falta de controles y estándares desde el Brexit. Hasta ahora ha estado en
vigor el marco regulatorio de la UE, pero en 2021 el Parlamento británico
aprobó una nueva ley medioambiental con nuevos objetivos. Según el profesor
Helm, esos objetivos “son genéricos y bastante vagos, igual que las directivas
de la UE”. https://www.eldiario.es/
“Defender el Agua es Defender la Vida”